En esta unidad profundizaremos en la emoción que pauta la
unidad didáctica: la confianza.
A partir del reconocimiento de los gestos y los ejemplos
de confianza y de ayuda que observan en las personas de su alrededor,
pretendemos que los alumnos desarrollen la confianza en sí mismos.
A medida que aprenden a superar pequeñas dificultades y
se enfrentan satisfactoriamente a situaciones
de inseguridad, los alumnos progresarán en autonomía.
A través del ejemplo de Moisés les acercamos a modelos
que les acompañan en su crecimiento descubriéndoles el concepto de dependencia
mutua.
TRABAJO
CON LAS EMOCIONES
Competencia
social
La propuesta inicial de la unidad avanza en el desarrollo
emocional. Esta primera experiencia favorece el paso de los alumnos desde la
confianza en otras personas hasta la confianza en sí mismos que debe
caracterizar a los adultos.
El desarrollo de este sentimiento de confianza depende en
gran medida de la calidad de las relaciones que establecen con las personas que
les rodean. Solo si los niños de estas edades se sienten amados, cuidados y
protegidos desarrollarán dicho sentimiento.
Para que los alumnos vayan progresando en la confianza en
sí mismos y ganando autonomía, es necesario que les ayudemos a hacer las cosas
por sí mismos.
Facilitar estos aspectos es posible desde la simulación e
imaginación de situaciones ficticias, de manera que ellos se expresen acerca de
en cuáles de estas situaciones se sienten más seguros, en cuáles necesitan más
ayuda, etc.
La confianza es la seguridad o esperanza firme que
alguien tiene de otro individuo o de algo. También se trata de la
presunción de uno mismo y del ánimo o vigor para obrar.
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