Profundizar en los contenidos de la unidad a través de la observación y el trabajo con una obra de arte.
Desarrollar la competencia para la conciencia y expresión cultural por medio del gusto y la sensibilidad por las expresiones artísticas.
Se trata de un mosaico de Marco Iván Rupnik. Él es un jesuita que ha creado un taller en
Roma para recuperar la técnica del mosaico.
El mosaico fue un modo de creación de obras artísticas muy usada en los primeros siglos de la historia de la Iglesia y entre los artistas de la Grecia clásica, el Imperio romano y el Imperio bizantino.
Conocer una tradición popular propia de la fiesta de la Resurrección de Jesús: los huevos de Pascua.
Desarrollar la competencia para la conciencia y expresión cultural.
Formular lo que proclama la fe cristina de Jesús a la luz de la resurrección.
Valorar la gran fiesta del cielo como regalo de Jesús para sus amigos.
Hch
1,9-11: “Después de despedirse de los apóstoles, lo vieron elevarse
hasta que una nube lo ocultó de su vista. Mientras miraban al cielo
viendo cómo se
marchaba,
se acercaron dos hombres con vestidos blancos y les dijeron: Galileos,
¿por qué seguís mirando al cielo? Este Jesús que acaba de ir al cielo,
volverá un día igual
que se ha ido”.
Fiesta: 26 de mayo. Nació
en Florencia, Italia, en 1515, Desde pequeño era afable, obediente y
amante de la oración. En su juventud le gustaba visitar a los padres
dominicos del Monasterio de San Marco y según su propio testimonio estos
padres le inspiraron a la virtud.
A
menudo se retiraba a una pequeña capilla de la montaña que pertenecía a
los benedictinos de Monte Cassino. Fue aquí donde su vocación se hizo
definida y el 23 de mayo de 1551, entró en el sacerdocio.
Fundó
la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los
pobres, que se reunía para los ejercicios espirituales en la iglesia de
San Salvatore in Campo. Dicha cofradía, que se encargaba de socorrer a
los peregrinos necesitados, ayudó a San Felipe a difundir la devoción de
las cuarenta horas (adoración Eucarística). Los últimos años de su vida
fueron marcados por periodos de enfermedad y recuperación. El 26 de
mayo, a la edad de 79 años, expiró. Fue canonizado por el Papa Gregorio
XV en 1622.